Por Russell G. G. Arjona Tamayo
Hoy, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, quiero compartir contigo mi reflexión sobre la vida y la resiliencia.
Cada vez que salgo a lavar la ropa, veo a lo lejos un mono en el horizonte de un árbol un poco lejos, con sus manos en plegaria, mirando hacia el poniente. ¿Será este un símbolo de esperanza y fe para mi?
Mi vida ha cambiado mucho desde que empecé a perder la vista y me percato que con el tiempo es más.
Ahora, mi imaginación no vuela tan frecuentemente como cuando veía rostros y figuras humanas en lugares inesperados. La mente configuraba las cosas que no comprendía por otras que si, pero no lo era. También me cuesta más hacer las cosas que antes hacía con facilidad.
A pesar de las dificultades, me gusta ver el horizonte porque lo veo mejor que lo que está cerca de mí entorno. Me río de mis errores y sigo adelante, empujando con fuerza a pesar de que es más frecuente mis choques con los muros o las paredes a mi lado.
Hoy, quiero recordar que la vida es hermosa y que no debemos perder el tiempo pensando en los insensibles que hay en el camino. Por mi trabajo, trato de no tomar en cuenta a esas personas y mucho menos pronunciar sus nombres.
Quiero compartir contigo tres pasajes dolorosos que he vivido como persona con discapacidad y que cada uno te lleva al otro. Por las intervenciones quirúrgicas me recetaron un medicamento que no había en existencia en la farmacia del Seguro, no caras pero las tuve que comprar con el dolor de mi corazón y mis bolsillos; otro medicamento que me recetaron de nueva cuenta es muy caro y no esta en el cuadro correspondiente por lo que también tiene que salir de mis modestos recursos.
Dicho lo anterior, una vez, grabé un evento cultural y educativo. Quise cerrar con la entrevista a un funcionario y antes de la misma me pidió de favor que le enviara el vídeo que grabé del evento ya que era el único reportero que se encontraba en el evento vídeo grabando y que, según el me daría una recompensa.
Bueno, yo nunca le pedí nada, ni en algún momento mi intención fue pedir chayo alguno, se trataba sobre una grabación, pero si y en fin, con el Castigo no Levantado del Estado pues pensé que tal vez no perdería nada entregar ese vídeo que tanto le interesaba que, al fin y al cabo la poca o mucha recompensa me serviría para mis medicamentos y muy contento envié el video al funcionario, que me ofreció darle valor a mi honesto trabajo de camarógrafo.
Concluiré señalando que me hubiera gustado escuchar por lo menos un gracias sin que me dé explicación alguna del gratuito castigo de su jefe.
A pesar de estos desafíos, quiero recordar que es importante respetar el trabajo y el esfuerzo que hacemos las personas con discapacidad. Quiero pedirles a todos que sean humanistas y respeten la condición humana.
A veces, no tienen idea del trabajo que representa para nuestra presidenta hacer y firmar decretos para evitar situaciones que se debieron haber evitado desde hace 6 años. Sean como Ulpiano, un hombre que siempre buscó la justicia y la equidad. No tiren a la basura esos decretos.