Por Jesús Solís Alpuche
Ayer sostuvimos una interesante charla con la Analista de políticas y asuntos Internacionales por la Universidad de Chile, Maestra en estudios para el Desarrollo por la Universidad de Guanajuato y doctorante en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Constanza Campos.
Temas variados en que prevaleció el desarrollo en el Sur-sureste de México, el Renacimiento Maya con sustentabilidad y autosuficiencia alimentaria posible; pero sobre todo la vigencia de la cultura, los códigos y mística interactiva de los pueblos mayas y mesoamericanos con la naturaleza, la tierra, el agua, el aire, afectados por el desarrollo industrial, la tecnología y la globalización que impone un neocolonialismo cultural eurocentrista que se imponen a los pueblos y espiritualidad con la fuerza del gran capital en estos mega proyectos de desarrollo.
Hablamos de los ciclos evolutivos del tiempo que se repiten, y en los que aun creemos dentro del marco de la cosmovisión de las culturas, mayas y mesoamericanas. Verdaderas civilizaciones alternativas a la confusión del mundo actual surgida en la Europa, que aún en el Siglo XVI, seguían creyendo que la tierra era plana cuyo alrededor giraba el sol.
Diez siglos antes nuestros ancestros expertos en matemáticas, agricultura, medicina y astronomía. No sólo median la traslación de nuestro planeta al rededor del sol, sino que la traslación del mismo sistema solar en la Galaxia por medio de la Cuenta Larga.
El calendario de Cuenta Larga incorpora ambos calendarios, el Haab y el Tzolk’in, -el Haab que es un calendario solar de 365 días, el Tzolk’in que es un calendario sagrado de 260 días destinado a los ciclos de trabajo productivo en la Tierra y el ciclo gestacional de los seres humanos- entrelazados en un ciclo de 52 años.
El ciclo de 13 baktún del calendario maya de Cuenta Larga dura 1.872.000 días o 5.125,366 años tropicales. Este es uno de los ciclos más largos que se encuentran en el sistema de calendario maya, reconocido en la actualidad como certero.
El vínculo maya con estos conocimientos es motivo de interés de muchos centros de estudio en el mundo actual. Connotad@s investigador@s, academic@s y gente común autodidactas buscan significados en la lengua maya, en los mitos y leyendas, como la de los portales hacia otras realidades del tiempo y los Aluxes, que tanto le interesan a Constanza.
Esto y más del gran acerbo o conjunto de valores o bienes culturales acumulados por tradición o herencia, no deben ser mercantilizadas y menos tergiversadas por turisteros y mercaderes que simulan saber y, defender para vender, supuestos conocimientos mayas, que tienen carácter de sagrados como sinónimo de protegidos.
Le digo a Constanza Campos que entramos a un ciclo del tiempo en que es posible construir un policlasismo cultural de respeto e identidad común con la naturaleza de la que somos parte desde la perspectiva maya. Habría que crear una narrativa y un imaginario apegado a la cosmovisión de las culturas mesoamericanas originales de armonía con la naturaleza. Es posible si reivindicamos la corriente histórica, políticosocial de Felipe Carrillo Puerto y el renacimiento maya, como asidero ideológico, que parta de lo dispuesto en el altiplano como Prosperidad Compartida, siempre bajo la interpretación popular, o dentro del marco de la cosmovisión alternativa al judeocristianismo y al eurocentrismo cultural, impuestos desde la colonia a nuestros pueblos violentamente.