07 diciembre, 2021
Si México redujera a la mitad la brecha de género en la fuerza laboral —para 2040—, la tasa anual de crecimiento del PIB sumaría 0.2 puntos porcentuales más por año, dijo el rector Enrique Graue Wiechers
Por UNAM
Al participar en el foro de la UNAM “Después del 2030: Mujeres Líderes por un Futuro Sustentable”, Michelle Bachelet Jeria, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, afirmó que no podemos enfrentar los retos actuales si seguimos excluyendo a las mujeres del liderazgo y la toma de decisiones.
Las ideas, voces y acciones -de quienes representan 52 por ciento de la población mundial- han demostrado ser esenciales para construir un futuro mejor para las personas y el planeta, añadió la también expresidenta de Chile, durante su conferencia magistral, a distancia, en la que participó el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.
“Para llegar al mundo que queremos después del 2030, debemos garantizar ahora la igual participación de las mujeres y las niñas, en nuestro esfuerzo para recuperarnos mejor y crear sociedades más ecológicas, más seguras, más justas y resilientes. En otras palabras: sobre la Igualdad de Género se construirá un futuro mejor”, aseveró al abordar el tema “Igualdad de género para un futuro mejor”.
Con ella coincidió el rector Enrique Graue quien previamente aseguró que es urgente la inclusión real de las mujeres en la vida social, política, económica y cultural de nuestras naciones, pues de no hacerlo, no alcanzaremos un futuro sustentable.
Si México redujera a la mitad la brecha de género en la fuerza laboral —para 2040—, la tasa anual de crecimiento del producto interno bruto (PIB) crecería 0.2 puntos porcentuales adicionales por año. “Para aspirar a un mundo sustentable y tener una economía fuerte y un país en desarrollo, el liderazgo de las mujeres con una visión incluyente e igualitaria se hace indispensable”, dijo.
En este sentido, Michelle Bachelet señaló ante universitarios que hay estimaciones respecto a que se podrían añadir hasta 12 billones de dólares al PIB mundial, de aquí al 2025, si se promoviera la igualdad de las mujeres.
Proteger la vida de las mujeres
La también exdirectora ejecutiva de ONU Mujeres subrayó que se debe trabajar para proteger su autonomía corporal, a base de una vida digna, y por lo cual urgió a erradicar la violencia de género que ha sufrido una de cada tres, alguna vez en su vida.
Durante la pandemia, abundó, se incrementaron la violencia doméstica y los matrimonios infantiles. Se estima que cerca de 10 millones de niñas serán víctimas de este fenómeno en la próxima década; 12 millones de mujeres perdieron el acceso a la anticoncepción, lo que provocó 1.4 millones de embarazos no deseados. Además, la COVID-19 fue la principal causa de muerte en las embarazadas en América Latina y el Caribe.
En el mismo sentido se manifestó el rector Graue Wiechers, quien aseguró que si la desigualdad es un problema mayúsculo, la violencia de género nos debe indignar aún más, pues casi 50 por ciento de las mujeres en México ha sufrido, durante su juventud, violencias o formas de acoso por parte sus parejas o extraños, de acuerdo con cifras del INEGI.
“Si queremos vivir en un estado de bienestar y progreso, esto debe cambiar radicalmente”, remarcó acompañado por la secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM, Patricia Dolores Dávila Aranda, y de la coordinadora Universitaria para la Sustentabilidad, Leticia Merino Pérez.
Economía con perspectiva de género
En el foro organizado por la UNAM, Michelle Bachelet también consideró necesario impulsar una economía basada en garantías fundamentales con perspectiva de género. Expuso que la presencia de ellas en puestos de toma de decisiones conduce a mayores inversiones en la protección social, medio ambiente y justicia climática; hay estudios que establecen correlaciones entre las mujeres en puestos de autoridad política y una menor huella de carbono nacional.
Asimismo, sostuvo que mujeres y niñas son agentes de cambio en el mundo, pero sus voces no siempre son escuchadas y prueba de ello es que de marzo a diciembre de 2020 realizaron cinco mil 12 manifestaciones; además, sólo cuatro países tienen un parlamento con al menos un 50 por ciento de ellas.
“Necesitamos apoyar el liderazgo feminista y los movimientos feministas, especialmente ante la reducción de los derechos de las mujeres”, expresó Bachelet quien llamó a denunciar las acciones sexistas, celebrar el éxito de las mujeres en el poder, animar a las jóvenes a atreverse y a exigir a los Estados actuar a su favor.
Entre las acciones económicas a cambiar están que 40 por ciento de las naciones pongan restricciones a las mujeres para tener una propiedad; que cobren 20 por ciento menos que los hombres pese a hacer trabajos iguales, y que junto a las niñas sean la mayoría de las tres mil 700 millones de personas que no están conectadas a internet.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, señala que las mujeres desarrollan medios de vida más sostenible y si tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los varones, podrían aumentar su rendimiento de 20 a 30 por ciento, lo que ayudaría a reducir el hambre en el mundo, de 12 a 17 por ciento, expuso.
La expresidenta de Chile conminó a aumentar la inversión en sanidad, protección social y reconocer el verdadero valor del trabajo de cuidados, así como hacer una distribución más equitativa de estos entre hombres y mujeres.
En tanto, el rector Enrique Graue aseveró que la construcción de la igualdad de género es uno de los más grandes y serios pendientes contemporáneos en relación con los derechos fundamentales. En México, la desigualdad se muestra en prácticamente todos los ámbitos de nuestra sociedad, pues 33 por ciento de las mujeres jóvenes no estudian ni trabajan, cifra muy por encima de los países miembros de la OCDE.
“Durante estos dos años de pandemia, han sido ellas, las mujeres, quienes han enfrentado —en la mayoría de los casos— la carga en el hogar, en el cuidado de la familia y en la educación de sus hijas e hijos”.
Agregó que las latinoamericanas han sido cruciales en la primera línea de atención a la pandemia, pues siete de cada 10 personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, y lo han hecho de manera ejemplar, a pesar de la injusta brecha salarial, ya que sus ingresos son 24 por ciento inferiores a los de los hombres en el mismo ámbito.