Julio 01, 2022
La integración de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en los sistemas educativos representa una oportunidad para solventar las deudas históricas pendientes, aseguró Enrique Graue Wiechers, rector de la UNAM y presidente de la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe.
Si bien en la región ha habido avances, el panorama sobre las políticas digitales nacionales y regionales muestra un horizonte complejo y heterogéneo, añadió al presidir la reunión de seguimiento de esa Red, en el marco del Congreso Internacional de Universidades Públicas 2022, en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina.
Desde marzo pasado, expuso Graue Wiechers, 32 países de América Latina y el Caribe suspendieron las clases presenciales, lo cual afectó a 167 millones de niñas, niños y jóvenes, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Ese fenómeno derivó en la crisis del aprendizaje y abandono escolar. ”De acuerdo con la UNESCO, en todo el mundo, la falta de habilidades y recursos digitales, de al menos un tercio del alumnado para acceder a la educación en línea, disminuyeron las horas de enseñanza en 40 por ciento”, agregó acompañado por el rector de la UNC, Hugo Juri.
Lo anterior, prosiguió Graue, ha ocasionado un retroceso en los avances logrados en el último lustro, afectando especialmente a jóvenes de nivel medio superior y superior, así como a estudiantes pobres, indígenas, migrantes, refugiados y con discapacidad.
“De ahí la imperiosa necesidad de renovar y actualizar los procesos de enseñanza-aprendizaje e incorporar lineamientos tecnológicos de vanguardia para garantizar que la formación integral, humanista y profesional de las nuevas generaciones mantenga una gran calidad”, aseveró el rector de la UNAM ante sus homólogos reunidos en la Sala del Honorable Consejo Superior de la UNC.
La UNESCO también afirma que tendrían que asignarse puntualmente los recursos acordados internacionalmente al sector educativo -equivalentes a entre el cuatro y seis por ciento del producto interno bruto (PIB) o del 15 al 20 por ciento del gasto público- para resolver todas las necesidades de construcción y rehabilitación de infraestructura física y tecnológica, promover la innovación en la formación docente, atender a los grupos más vulnerables y ampliar las matrículas.
De igual forma, señaló que una de las necesidades más apremiantes que han experimentado las instituciones de educación superior en los últimos dos años y medio es dar continuidad, con calidad y flexibilidad, a todos sus procesos pedagógicos, académicos y administrativos.
Educación, motor de transformación
El rector de la UNAM manifestó que las instituciones de educación superior quieren articular y reforzar los esfuerzos para que la educación siga siendo un motor de transformación para nuestra región.
Reflexionar y debatir temas como la construcción de una agenda científica abierta y ciudadana; la atención integral a la salud; las problemáticas que viven los pueblos indígenas y afrodescendientes; las formas de interacción gremial y de claustros de sus comunidades universitarias; la urgente instrumentación de políticas para erradicar la violencia y la desigualdad de género permitirán crear sinergias y avanzar hacia estrategias más sólidas y cooperativas, refirió.
Los procesos de consolidación de las Macrouniversidades de América Latina y el Caribe han estado ligados a la historia y necesidades de cada país.
También se han caracterizado por participar, activamente, en muchos de los procesos de las grandes transformaciones estructurales, debido a una estrecha relación con sus respectivas sociedades.
El rector sostuvo que las 37 universidades públicas, de 20 países integrantes de esta Red, tienen en común su carácter público y autónomo, además dependen —en gran medida— del financiamiento proveniente de los recursos del Estado, y gozan de representatividad nacional proveniente del acceso a la educación superior que otorgan a gran número de miembros de su población y por los servicios únicos que prestan a la sociedad.
“Además, está la gran diversidad de las áreas del conocimiento generadoras del gran impacto en la investigación y el desarrollo científico, tecnológico y económico; así como la enorme responsabilidad de resguardar, desarrollar y divulgar grandes acervos de patrimonio histórico y cultural”.
De esas dimensiones históricas institucionales emergen importantes responsabilidades sociales. “En la Red de Macrouniversidades nos hemos abocado a la tarea de reunir y compartir estrategias e ideas para lograr los objetivos en lo individual y colectivo, para coadyuvar a lograr que nuestras sociedades y autoridades valoren y promuevan al conocimiento, la ciencia y la innovación como las herramientas de transformación social”, concluyó Graue Wiechers.