Abril 25, 2023
La Fiesta del Libro y la Rosa tiene hoy un aroma peculiar: 15 años cumple en nuestra UNAM el cortejo de dos supremos compañeros: la Rosa, heroica y contradictoria –como la palabra misma– y el artefacto de nobleza insuperable que contiene la enciclopedia del tiempo. Flor y testigo conviven a sus anchas por tres días en los espacios universitarios, y jóvenes, mayores, niños –y canes que les acompañan– son invitados a celebrar aquello que se ignora hasta que se ve perdido: la libertad.
La algarabía es atravesada por un ruido de fondo: la tragedia del presente. Y un aliento: “Resistir con la palabra: utopías posibles”, indica la invitación al convivio, que en el Centro Cultural Universitario se desplegó en ocho foros de nombres acaso sagrados: Utopía, Esperanza, Equidad…
Porque hoy la palabra resiste enrarecida por vientos polares que mueven –o empantanan–- el mundo; resiste amenazada por cuchillas encontradas: el ruido que silencia, el exceso que vacía; la palabrería y la mentira, que algunos llaman –haciendo uso de la trampa original del lenguaje–libertad de expresión.
Lo explicó con claridad la escritora y coordinadora de Cultura UNAM, Rosa Beltrán: “Las palabras no son transparentes. Significan una cosa y la otra al mismo tiempo, como la palabra oxímoron, como la palabra pharmakon, que es remedio y es veneno, todo depende de cómo se use. Vivimos una época de lenguajes resbaladizos, donde la palabra manipula grupos de un lado y de otro”.
Riesgos de censura
Las censuras del dictador y de los grupos conservadores resultan evidentes y son sencillas de percibir, pero hay un tercer tipo de censura que es más difícil de detectar y, por la tanto, es uno de los mayores desafíos para quienes se dedican a trabajar con la literatura y los libros, y es la censura propia, la que lleva a cabo uno mismo al determinar qué es correcto y qué no, aseguró la escritora argentina Claudia Piñeiro en la conferencia de apertura del primer seminario internacional para profesionales en la mediación cultural Libros con mordaza: censura en la LIJ, realizado sábado y domingo.
“¿Qué pasa con los textos que fueron escritos años atrás y hoy resultan políticamente incorrectos?, ¿qué hacemos con los libros escritos hoy que creemos que incluyen cuestiones inapropiadas? y ¿qué con los autores o autoras cuyas opiniones públicas resultan objetables? Todo esto me parece importante porque los adultos se supone que pueden elegir, pero es un tema más controvertido cuando uno se refiere a la literatura infantil, porque no es el niño el que elige, hay un maestro o un padre que controla”.
Ante un público conformado por promotores de la lectura, Piñeiro se manifestó en contra de la cancelación de autores, aunque destacó la importancia de señalar abiertamente los abusos cuando se detectan en los textos. “Siempre, y aunque nos cueste, aunque nos dé rabia, se impone defender la libertad de expresión. No nos convirtamos nosotros, nosotras, en lo que repudiamos. Defendamos la libertad de expresión y la libertad de ser, confiando plenamente en quienes leen y en quienes acompañan esas lecturas”.
Su compatriota e ilustradora Marisol Misenta, mejor conocida como Isol, criticó en el mismo seminario la “línea dura de los bienpensantes”, que intentan imponer prohibiciones y hacer cancelaciones, porque se pelean con el detalle y la complejidad de lo humano. “El panorama es extraño –agregó–, porque dicen hacerlo en pos de la libertad y la diversidad, o sea, lo hacen de tan buenos que son, que no haya malentendidos, que no quede una rendija de posibilidad de entender otra cosa que la que es deseable entender: aburridísimo”.
Falta de diálogo
“En general el mundo está tribalizado: no nos interesan los debates sino lo que dicen los nuestros y defenderlo contra lo que dicen los otros, y esto pasa en la izquierda como en la derecha”, opinó el escritor peruano Santiago Roncagliolo en la mesa La censura religiosa. “Esto da poder para vetar libros, retirarlos de las librerías”, añade el autor, quien ha vivido la censura por tocar temas vinculados a la religión y quien señala a las redes sociales como un nuevo mecanismo de censura desde el público. “Antes la censura venía desde el poder; hoy se reclama como un derecho”.
Para el periodista brasileño-argentino Joao Paulo Cuenca, quien a causa de un tuit está enfrentando 118 demandas orquestadas por una poderosa iglesia evangélica que tiene una fuerte participación política en Brasil, el más grave peligro que provoca la polarización que gana terreno en el mundo es la imposibilidad del diálogo; lo que, advierte, conducirá inevitablemente a un escenario apocalíptico: “Al fin del mundo”.
La censura, el acotamiento de la libertad de expresión y de prensa –en socavo de la democracia– es esencial en los regímenes de talante autoritario y termina por generar oleadas de exiliados, autoexiliados o desterrados; formas diferentes de arrancamiento que en Nicaragua han encontrado, hace apenas semanas, una nueva categoría: el apátrida, dice la escritora nicaragüense Ligia Urroz, quien, radicada en México, se considera ya una desterrada; no puede volver a su país.
El monero Jis, figura indiscutible de la historieta, con Trino, lo grita a los cuatro vientos en una mesa que, a la vez que risotadas, causa angustia: “No tengo trabajo”. El monero, coautor del célebre cómic El Santos –que sus creadores reconocen sería impublicable en la corrección política de hoy– relata la monotonía de los días del desempleo, esa enfermedad que lo mantiene dibujando por rigor o por costumbre, en todo caso, por resistencia. “Me he convertido en un vagabundo de mi propia vida”.
La fuerza de las palabras
Libros UNAM organizó el coloquio Libros, edición y cultura de paz, donde se conversó sobre libertad de expresión, “pues con eso se construyen comunidades más democráticas y, por lo tanto, capaces de dialogar”, dijo Socorro Venegas, directora general de Publicaciones y Fomento Editorial de la Universidad.
Jorge Melguizo, comunicador social, periodista y gestor cultural colombiano habló de la necesidad de conversar con el otro, con el diferente, “con el que no piensa ni se viste ni come como yo. Tenemos el deber y la urgencia de darle sentido mayor a nuestras palabras, con tal de transformarlas en realidad. Para nosotros la palabra paz es un anhelo, una construcción a futuro. ¿Con qué palabras queremos ser nombrados? Todos nosotros vivimos la fragilidad y en la fragilidad, y construir una nueva sociedad a punta de palabras tal vez parecería una utopía, pero siempre alcanzable”.
Publicaciones
Taller Coreográfico de la UNAM: 50 años es un libro que “conmemora a uno de los proyectos culturales más importantes del país”, dijo el director artístico de la compañía universitaria, Diego Vázquez, durante la presentación de esta obra que es continuación de los festejos por las cinco décadas de vida de la agrupación, que se cumplieron en 2020. “Es un viaje coreografiado en papel para ver el paso de las generaciones de artistas y de bailarines que han colaborado en el Taller Coreográfico de la UNAM”, comentó.
“Éste es el libro de danza más bello que se ha publicado en la historia de México”, comentó por su parte el promotor cultural Gregorio Luke, hijo de la fundadora de la compañía, Gloria Contreras, al referirse a este volumen profusamente ilustrado con imágenes que abarcan desde la década de los 70 hasta la actualidad. Recordó que su madre decía que la danza es la más efímera de las artes, y por eso ella tomó la decisión de hacer un libro sobre la agrupación cada vez que cumplía una década más de existencia.
Es un texto de divulgación, explicó el director artístico, y por eso va a ser distribuido a través de dinámicas especiales que se realizarán durante las funciones de la compañía y a través de sus redes sociales, como ocurrió en esta presentación, cuando varios de los asistentes ganaron su ejemplar al encontrar una tarjeta debajo de su asiento.
Casa del Lago presentó su nueva línea editorial, inaugurada con las publicaciones La lengua que vibra antes de la palabra y La hibridez en potencia: Casa del Lago virtual, las cuales, explicó Cinthya García Leyva, directora del espacio cultural, surgieron en el contexto pandémico, cuando debido al cierre de instalaciones físicas se lanzó un proyecto digital que incluyó la recreación en 3D del recinto ubicado en el bosque de Chapultepec, así como el traslado a la virtualidad de sus proyectos, como el Festival Poesía en Voz Alta.
“Esto nos dio pie para discutir sobre las múltiples mediaciones que nuestro trabajo en pantalla puede hacer. Fue comenzar a pensar las posibilidades de las relaciones y las dimensiones múltiples entre el papel y la pantalla, y cómo podemos hacer de la edición misma una discusión interartística”, agregó.
La hibridez en potencia es un “libro deconstruido”, un objeto conformado por varios impresos que se desdoblan para asemejarse a las diferentes pantallas del proyecto digital. Así quedaron representadas las principales actividades que se hicieron durante el programa virtual en el confinamiento. “Era un reto tremendo convertir eso en un texto y que no fuera un libro aburridísimo, un índice de 400 actividades, eso no era lo que queríamos”, comentó García Leyva.
En cuanto a La lengua que vibra antes de la palabra, se trata de una obra generada a raíz del primer Festival Poesía en Voz Alta que se hizo de manera virtual en 2020, pero no es la publicación de las conferencias que presentaron en el encuentro, sino una “memoria derivativa”, ya que incluye materiales posteriores que complementan las ideas desarrolladas en el festival, explicó la diseñadora Macarena Hernández.
El Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) presentó M68 Memorial 1968 y Movimientos Sociales, proyecto editorial gestado hace cuatro años, luego de la inauguración del espacio que con el mismo nombre se creó en el marco de la conmemoración de los 50 años del movimiento estudiantil, y que es al mismo tiempo exposición permanente, repositorio digital y núcleo de un amplio programa de actividades.
La obra está dividida en dos partes, explicó Eunice Hernández, coordinadora de la obra, una con textos críticos sobre el tema y otra con escritos que hacen un recorrido por los núcleos expositivos del Memorial. “Siempre es buen momento para reflexionar sobre nuestro pasado, pero es doblemente relevante hablar del 68 en un momento en que los ecos del pasado están presentes”, comentó Jacobo Dayán, director del CCUT.
En esta fiesta de pétalos y espinas, se resiste. Y el desparpajo sacude de pronto a la pesadumbre y en unos minutos la fila es larga para tomarse la selfie con sus ídolos. La algarabía no para y bajo el sol se despliega el teatro y los cuentacuentos. Y el encuentro con el libro. Al caer la noche, el baile fue los tres días al son de Los tigres de Borges, proyecto poético musical del escritor Julián Herbert, la sonidera La Revoltosa y el ritmo marimbero de Son Rompe Pera.
La Fiesta del Libro y la Rosa 2023, un lugar de encuentros. Entre lector y libro se produce un acontecimiento: un hallazgo. Una compañía. Al deshojar un libro (como con la rosa) se produce una camaradería; tiempos compartidos. Lo interesante es que lo que sucede aquí seguirá sucediendo en la memoria, como si fuera la primera vez. Toda fiesta es, sencillamente, el festejo de la vida sobre la temporalidad. Y aquí, aquí, la existencia vuelve a comenzar.