Febrero 09, 2022
La brecha digital en México añadió una nueva inequidad en la ya de por sí desigual sociedad mexicana, con la persistencia del modelo capitalista neoliberal en el sexenio 2012-2018 y el subsecuente reflejo de dicho sistema en los cambios constitucionales y en las leyes secundarias en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, sostuvo Florence Toussaint Alcaraz.
Durante el ciclo Zoom-ferencias 2022: Comunicación digital más allá de la pandemia, organizado por la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Unión Latinoamericana de Economía Política de la Información, la Comunicación y la Cultura (ULEPICC), la profesora señaló que contrario a lo que ha establecido el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), el paso de lo analógico a lo digital tiene implicaciones más allá de lo numérico y lo técnico, pues esta tecnología representó un vuelco rápido, total e irreversible.
En la charla titulada El salto a lo digital, que alude al último libro de Toussaint Alcaraz, dijo que en 2002 cuando se aprobó en México el decreto que establecía seguir el estándar técnico de Estados Unidos, los cambios y el llamado apagón analógico, otorgó a los concesionarios privados una prorroga de sus concesiones.
“Tal revolución no lo es en la estructura económica, por el contrario las empresas surgidas al tenor del desarrollo digital están acentuando la tendencia al crecimiento desenfrenado con la consiguiente acumulación de capital en muy poco tiempo y en escasas manos”.
La investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México explicó que esta concentración es mayor que nunca debido a la naturaleza de los instrumentos digitales, sin fronteras globales, con alcance a zonas remotas y un sistema al que se vinculan millones de personas.
“Del gran poder económico se está derivando un enorme poder político con la amenaza de avasallar al Estado que depende cada vez más de la comunicación, las plataformas y la tecnología trazada en torno a lo digital”.
La transición de lo analógico a lo digital tomó casi una década y las televisoras públicas se quedaron al margen de este proceso, con un cambio más lento que las comerciales.
“Los cambios en la televisión pública derivados de la digitalización apuntan a un espectro ampliado. La cobertura en el país de la televisión comercial llega a 89.5 por ciento, casi equivalente al conjunto: pública, social y privada (90.6 por ciento); mientras que la pública y social apenas llega a 73.4 por ciento”.
Aun cuando el Instituto Federal de Telecomunicaciones lo interpreta a su manera, los cambios no han implicado mayores posibilidades de acceso a la información, pues los nuevos concesionarios comerciales no proveen estrategias que les permitan diferenciarse y hay una gran unanimidad en los contenidos difundidos.
“El aumento mayor entre las televisoras públicas se debió al crecimiento de la infraestructura del Sistema Público de Radiodifusión, el cual además de repetir su señal propia, canal 14, presta antena a los canales federales 11, 22, TVUNAM, del Congreso y Aprende tv, y aún así no cubre todo el país”.