25 octubre, 2021
Los actores interesados tienen que opinar, ser escuchados y tomados en cuenta, dijo Pedro Salazar, de Jurídicas
Los contenidos de Internet nos afectan a todos en el ámbito global, y para moderarlos se requiere establecer un delicado equilibrio entre derechos considerados por la ley. Por un lado, se tienen que respetar los derechos humanos fundamentales y, por el otro, se deben contener discursos de odio y discriminación.
Sobre este tema debatieron ponentes de varios países en el Seminario Internacional Moderación de Contenidos de Internet, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM y la Asociación de Internet MX (AIMX).
Al inaugurar el evento virtual, Pedro Salazar Ugarte, director del IIJ, opinó que en relación con dicho asunto es necesario que todos los actores legítimamente interesados tengan una opinión, sean escuchados y tomados en cuenta.
“Hay un enorme desafío de equilibrios entre distintos derechos que están en juego; entre derechos y bienes valiosos. Tenemos una oportunidad de reproponer y replantear el contexto del siglo XXI más allá de su segunda década, dar una reflexión en clave tecnológica, que en realidad tiene una gran tradición en el pensamiento jurídico: el de la ponderación y los equilibrios entre los derechos; entre cuáles deben de ser los límites entre derechos tan importantes como la libertad de expresión y cómo deben de ser justificados y casuísticamente ordenados”, señaló.
Salazar Ugarte destacó que no nos podemos sustraer del contexto político, de debate público. “Buscamos contribuir a identificar y aportar elementos que nos orienten como país a contar con la mejor legislación en una materia que es sumamente cambiante”.
Mónica Chávez Núñez, vicepresidenta jurídica de la AIMX, resaltó el evento conjunto entre academia e industria para promover el uso responsable y ético de Internet, así como para impulsar los derechos digitales de los usuarios.
Comentó que la AIMX agrupa a las empresas más importantes de Internet y busca orientar sus intereses hacia el desarrollo libre, responsable y seguro del mismo, generando un impacto positivo en la sociedad.
Dijo que el reto radica en encontrar ese fino balance entre proteger los derechos humanos de libre expresión y privacidad, y a la vez abordar los problemas y amenazas que surgen en el Internet como la desinformación, incitación al odio, discriminación y violencia.
Por su neutralidad
En la Mesa 1, dedicada a Moderación de Contenidos: Principios, Estándares y Derechos Humanos y dirigida por Issa Luna Pla, del IIJ, Nashieli Ramírez Hernández, de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, se pronunció por una regulación en la que se respete la neutralidad de la red y haya acceso a los derechos humanos. “Internet es un recurso global y su gestión tiene que respetar su naturaleza libre y reducir las brechas de desigualdad”, anotó.
“Es indispensable regular el uso de Internet, de inteligencia artificial, de manera que su uso siga insertándose en un contexto democrático en donde el Estado y el nivel supranacional puedan asegurar la salvaguarda de derechos humanos de personas y comunidades de cara a los intereses privados.”
Desde Colombia, Carolina Botero, de la Fundación Karisma, subrayó que la regulación debe tener en cuenta el contexto social, pues los límites a la libertad de expresión varían si se trata, por ejemplo, de elecciones o de temas de niños. “Se requiere una moderación de los contenidos como límite a la libertad de expresión, pues Internet es un canal bidireccional con un potencial inmenso”.
Julio César Vega Gómez, de AIMX, expresó que en la regulación de contenidos de Internet deben tomarse en cuenta compromisos internacionales y lineamientos ya contraídos, como las reglas de comercio electrónico de la Organización Mundial de Comercio. “Se necesita también una consideración global a los derechos humanos, que deben ser cuidadosamente revisados en lo internacional”.
Recurso popular
El uruguayo Edison Lanza, de Inter-American Dialogue, mencionó que Internet pasó de ser un recurso de élite a ser popular, y hoy en día lo utilizan alrededor de 52 millones de personas en el mundo.
“Para su control no hay que ceñirse a estándares de derechos humanos, sino hacer de Internet un espacio transfronterizo donde no basta la regulación de un país, sino que hace falta un acuerdo global, neutralidad de la red, acceso universal y transparencia.”
Por último, Óscar Alejandro Robles Garay, del Registro de Direcciones de Internet para América Latina y el Caribe, acentuó que la red se creó sin una autoridad y favoreció la innovación.
“Es deseable que en esta gobernanza participen los usuarios y no solamente empresas y gobiernos”, finalizó.