Octubre 11, 2022
El aumento significativo de ataques cibernéticos que se ha registrado en los últimos meses, no sólo en México sino en el mundo, es un llamado de atención para reforzar la seguridad en todos los sistemas digitales de oficinas, dispositivos móviles y computadoras personales, ante el riesgo de que la información y los datos sean robados y utilizados con fines delictivos, advirtió Anahiby Becerril Gil, colaboradora en la Línea de Investigación en Derecho e Inteligencia Artificial del Instituto de Investigaciones Jurídicas.
De acuerdo con la especialista, la palabra ciberataque sigue generando temor e incertidumbre entre los usuarios, ante la posibilidad de que actores maliciosos, con diversas finalidades, puedan vulnerar la privacidad de las personas dentro de lo que se denomina la ingeniería social. Por ello, resulta fundamental que las personas desarrollen habilidades en el uso de los sistemas de seguridad y se involucren en la prevención de riesgos, toda vez que en muchos casos, bajo el supuesto de que no tienen nada que esconder o que les pueden quitar, exponen innecesariamente su información o datos personales sensibles. “Desafortunadamente somos el eslabón más débil en esta cadena de la ciberseguridad”, afirmó.
La investigadora explicó que hasta hoy, todos los software son susceptibles de ser vulnerados, y si se toma en consideración que el uso de internet se convirtió, durante los últimos dos años de pandemia, en el sistema nervioso central a través del cual sociedades, gobiernos y economías enteras lograron sobrevivir, y que la gran mayoría de las actividades laborales, escolares y sociales se trasladaron a los dispositivos móviles o las computadoras, conectadas en todo momento a internet para compartir información, de la misma forma se multiplicaron las posibilidades y los espacios digitales para recibir ataques cibernéticos.
Subrayó que en estos momentos en que la tecnología digital se encuentra prácticamente en todos los espacios de nuestra vida cotidiana, es muy importante conocer las acciones o herramientas que se encuentran a nuestro alcance para reducir riesgos, las cuales muchas son medidas muy simples, como cambiar periódicamente las contraseñas y no compartirlas con nadie, instalar los antivirus adecuados y aplicar las actualizaciones que con frecuencia se indican en dispositivos y equipos de cómputo, toda vez que en la mayoría de esos casos son avisos de que algo está mal porque tal vez detectaron alguna vulnerabilidad y lo que están haciendo es un parche para que justamente el equipo no este expuesto.
Capacitación
Por otra parte, sobre la ciberseguridad institucional, la académica reiteró que no hay una tecnología mágica que garantice una protección total ni tampoco se puede resolver todo con una legislación en la materia, por lo que en todos los casos es necesario acompañar el uso de nuevas tecnologías y las normas legales con una regulación adecuada para aplicar los controles específicos, establecer gestiones de riesgo, pero, sobre todo, poner especial énfasis en la capacitación; “porque por más que se instalen las tecnologías más avanzadas, si el personal no está capacitado para aprovechar esa tecnología a su favor, no va a servir de nada”.
Al igual que sucede en el mundo físico, apuntó, en el terreno cibernético no hay ningún sistema infalible. “Todas las computadoras se pueden infectar con malware, todas pueden ser incautadas con ransomware, todas pueden ser arrastradas a una botnet, pero también, todas las computadoras pueden sanitizarse de forma remota.”
Finalmente, Anahiby Becerril sugirió como una acción práctica de prevención doméstica que los domingos cuando se reúne la familia, se pueden aprovechar unos minutos para cambiar nuestras contraseñas y hacerlo como un hábito, “porque al final de cuentas las nuevas tecnologías ya son parte de nuestra vida digital cotidiana”.
Con información de Gaceta UNAM