Medio Ambiente

Extraño insecto con antenas gigantescas descubierto en ámbar de 99 millones de años

Con información de Código Cósmico

Marzo 23, 2021

Recientemente, investigadores de China descubrieron un insecto atrapado en una «lágrima» de ámbar de unos 99 millones de años. Un hallazgo de este tipo no es nada nuevo, pero lo sorprendente es el tamaño de las antenas del insecto. Tanto así que ha sido declarado como nueva especie por los investigadores expertos.

Estar parado en el camino que recorrerá una gota de ámbar y ser atrapado por ella no es nada agradable. Pero en el caso de este insecto, pasar por esa experiencia le ha permitido llegar intacto hasta nuestros días. De esta forma, es posible examinarlo y conocer este nuevo espécimen familia de los Coreidae.

Los coreidae son insectos comúnmente conocidos como patas de hojas. Tiene apéndices largos y un aspecto que simula la corteza de un árbol. Esto les permite camuflarse con mucha facilidad para esconderse de los depredadores. En el caso del espécimen descubierto en Myanmar, son sus antenas exageradas lo que causan asombro.

Se ha confirmado que es una nueva especie

Al parecer, este es el primer caso de un insecto patas de hoja con antenas tan grandes. Al menos el primero que se conserva en una gota de ámbar de casi 100 millones de años. Su aspecto es marcadamente diferente a los demás especímenes conocidos, por lo que ha captado la atención de biólogos e investigadores.

Es cierto que posee características similares a las de otros Coreidae, pero la exageración antenal lo convierte en uno muy distinto. Se ha comparado con los demás Coreidae fósiles ya descritos, para lo cual se examinó toda la documentación disponible. Así se ha garantizado su status de nueva especie.

Desarrollo de protuberancias gigantescas

El nombre que se le ha dado, magnusantenna wuae, significa literalmente antena grande, y describe muy bien su característica principal. Este insecto posee las antenas más grandes y elegantes que cualquier otra especie de su familia. Estas enormes protuberancias lo engalanan, pero quizá fueron su mayor debilidad.

En la época de Cretácico, de donde viene nuestro amigo desproporcionado, se desarrollaron una gran variedad de depredadores de insectos. Las aves, y otros insectos herbívoros y carnívoros, aparecieron y prosperaron gracias a las plantas con flores. Estas alimentaban o atraían a las presas de otros animales.

Así que la cantidad de depredadores que amenazaban al «patas de hoja» proliferaron a su alrededor. Además, sus grandes y exageradas protuberancias seguramente lo hacían caminar despacio, complicando la huida rápida frente a un ataque. Su mayor fuente de elegancia se convirtió en su talón de Aquiles.

Miremos más de cerca a nuestro desafortunado amigo

El aspecto de su cuerpo es básicamente el mismo de los de su especie actual. Lo que marca la gran diferencia son sus antenas gigantescas, 12 veces el tamaño de su cabeza. Son casi tan grandes como la longitud de su cuerpo, cosa nunca vista en insectos de la misma familia. Terminan en aletas enormes con forma de pétalo.

El ejemplar encerrado en la lágrima de ámbar es un espécimen joven, llamado también ninfa. Los investigadores aseguran que las antenas permanecerían hasta la vida adulta del animal y servirían como exhibición en su comportamiento de apareamiento.

Estas exorbitantes antenas, grandes y delicadas, al parecer tienen la capacidad de promover la comunicación química a larga distancia. Con esta habilidad aumentada, el insecto conseguiría detectar depredadores y poder ocultarse a tiempo. También sería capaz de localizar hembras de su especie.

Ventajas y desventajas

Como vemos, las grandes antenas del insecto representarían ventajas y desventajas para él. Por un lado, le resultarían muy útiles para detectar peligros y conseguir pareja. Y es que las antenas al parecer tenían receptores olfativos y sensores para distinguir movimientos a lo lejos.

Otro uso que pudieron recibir estas antenas consiste en lo que se ha llamado «mala dirección». El animal usa parte de su cuerpo para distraer al depredador, haciendo que ante un ataque la protuberancia innecesaria. Así, aleja el ataque de las zonas del cuerpo que son vitales, y consigue ganar tiempo para huir.

Por otro lado, tener un cuerpo tan grande y desproporcionado supone una desventaja para escapar del peligro. También facilita el ser visto por los depredadores hambrientos. Los investigadores siguen conjeturando sobre las razones del súper desarrollo de estas antenas.

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