07 diciembre, 2021
La obra, publicada por la Unidad Xochimilco de la Casa abierta al tiempo, fue presentada en la FIL de Guadalajara 2021
Por UAM
Trescientas ilustraciones honran la memoria y vida de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos hace siete años, cuyo crimen de lesa humanidad motivó la genuina tarea –impulsada desde la iniciativa civil creativa– de recopilarlas en Te buscaré hasta encontrarte. Ilustradores con Ayotzinapa, un libro estremecedor publicado por la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Durante su presentación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2021, la maestra Andrea Fuentes, jefa de la Sección de Producción Editorial de la Unidad Xochimilco, explicó que este proyecto surgió hace más de siete años, cuando a los pocos días de ocurrido el crimen de Estado, la diseñadora e ilustradora Valeria Gallo dibujó el rostro de uno de los jóvenes para convocar, compartir y viralizar el proyecto de crear retratos de los jóvenes desaparecidos.
Gallo, junto a Alfonso Ochoa y Margarita Sada convocaron rápidamente a la comunidad artística, así como a miles de personas que querían participar y ser parte de las voces de demanda de justicia, quienes empezaron a crear retratos de los 43 estudiantes que fueron hechos con mucho dolor, amor e inocencia a partir de las pocas imágenes que se tenían en ese momento.
Y es que hay muchas trincheras para hablar de Ayotzinapa y una de ellas es la gráfica, que en este caso fue el dispositivo a través del cual estos 300 artistas participaron con la convicción de exigir justicia y aparición con vida de los alumnos, demanda que se materializa en una publicación que hace tangible la memoria y recupera los años de búsqueda que aún no terminan, explicó Fuentes.
El texto se nutre también del discurso pronunciado por Elena Poniatowska en el Zócalo de la Ciudad de México poco después de ocurridos los hechos, además cuenta con una cronología realizada por el periodista Témoris Grecko y las 43 semblanzas realizadas por el periodista Paris Martínez, sin dejar de lado el poema de David Huerta que entrelaza y suma otro quehacer creativo.
“Al conocer el libro me conmovió muchísimo porque hay mucha vida en él, que interpela y mueve a muchos niveles, sobre todo en el plano afectivo, que es el que más debería movilizar en términos políticos”, dijo Mariana Mora, profesora del Centro de Investigaciones de Estudios Superiores en Antropología Social y doctora en antropología por la Universidad de Texas, Austin.
Abrir sus páginas es volver a vivir la respuesta colectiva de la sociedad civil con aquellas movilizaciones masivas de 2015 que llegaron a todos los rincones de México y del mundo, incluso a los campos de refugiados en Palestina o al condado de Ferguson, Missouri, donde en 2014 hubo una ola de asesinatos hacia jóvenes afroamericanos y cuyas madres interpelaron con rabia por la aparición de los normalistas mexicanos.
“Recordé la supuesta verdad histórica de los cuerpos incinerados en una noche de lluvia, y el dolor que ha implicado esa narrativa que más bien ha sido una metáfora que apunta a un proyecto de Estado que literalmente considera a jóvenes de regiones indígenas, mestizos y afromexicanos en este país, como los desechos de la sociedad” apuntó la también maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Stanford.
Ayotzinapa fue una de las primeras Normales que surgieron en 1927, en ese momento aquel era un proyecto socialista único en muchos sentidos para Latinoamérica y ahí la energía de jóvenes indígenas y campesinos era la columna vertebral de un programa de Estado que ha sido apabullado por planes de muerte y que por desgracia siguen siendo las bases del esquema del Estado actual.
Ramón Vera Herrera, editor, traductor y narrador comprometido con la defensa de los pueblos indígenas y cofundador de Hojarasca, suplemento de divulgación de la vida de los pueblos indígenas del periódico La Jornada, aseguró: “Cuando uno abre el libro lo asalta y ese es su valor principal, porque nos recuerda la zozobra permanente que tienen los pueblos y que por supuesto no le importa al Estado, a las corporaciones, ni al crimen organizado, terminando por convertirse en una especie de moneda de cambio de violencia soterrada que no es de baja intensidad, pero sí de muerte lenta”.
A partir de lo que está ahí “nosotros tenemos que romper esas fragmentaciones estableciendo formas de relacionarnos y mutualizarnos e implicarnos concretamente con lo que está ocurriendo”.
Esta obra es una forma de implicarse en la iniciativa que se gestó para que 300 ilustradores pudieran volcar su mirada y “regalarnos la presencia de estos jóvenes que no sabemos aún dónde están”. Por ello es vital su difusión masiva tanto electrónica como en papel para atesorarla, abrazarla y regresar una a una, todas las presencias que están ahí.
Te buscaré hasta encontrarte. Ilustradores con Ayotzinapa puede adquirirse en la página www.casadelibrosabiertos.uam.mx