Agosto 8, 2023
Charles Bukowski decía, “tener muchos gatos es bueno, son salvadores”. ¿Qué generan los felinos? Acá la historia y las recomendaciones de una conversación, que pasó de no querer el más mínimo contacto felino, a militar el amor gatuno
“Ni loca tendría un gato, no me gustan los gatos”, le respondí a un ex novio que, cada vez que podía, me soltaba las maravillas del mundo gatuno. Hasta que un día me vi jugando con su gata, imaginando qué nombre le pondría si tuviera uno. ¿Qué me estaba pasando?
¿Llegaría a cantar, como Shakira, “fue por ti que aprendí a querer los gatos”? No solo eso sino que acá estoy un 8 de agosto, en el Día internacional del gato, escribiendo sobre las maravillas de estos seres de elegante encanto y absoluto misterio.
Sí, tras seis años de la convivencia más dulce y salvaje con ella, mi gata Merlina, confieso: nunca me gustaron los gatos; hoy, no me imagino la vida sin uno. Amo la naturaleza felina. Tienen un misterio indescifrable. Sus miradas esconden sabiduría. Sus movimientos están llenos de sutileza.
Su forma de amar sin apego es, sin embargo, fiel y cariñosa, con la distancia justa. Mi Merlina es una pequeña diosa.
Entonces, los gatos pueden no gustarte hasta que tienes uno. Compartir la vida con ellos, puedo garantizarlo, es una aventura de amor y deleite, un pequeño milagro cotidiano.
Ya lo dijo Charles Bukowski: “Tener muchos gatos es bueno. Si te sientes mal, miras a los gatos y te sientes mejor porque ellos saben que todo es tal como es. No hay que ponerse nerviosos por nada. Y lo saben. Son salvadores. Cuantos más gatos tengas, más vivirás. Si tienes cien gatos, vivirás diez veces más que si tienes diez. Algún día, esto se sabrá y la gente tendrá miles de gatos”.
Y para más convencimiento, una película, un documental, un libro y un poema.
Una película, Un gato callejero llamado Bob. Cuenta la historia de James Bowen, un músico para el que todo estaba perdido hasta que entra a su vida un pequeño gato anaranjado y la cambia por completo. (Obvio)
Un documental, Kedi: gatos de Estambul. Narra la vida de siete gatos callejeros –absolutamente adorables–, la convivencia con los humanos, la relación que se genera y qué les aporta a cada uno. (Muchísimo)
Un libro, En mi casa no entra un gato, de Pedro Zuazua Gil, otra historia de rechazo felino que termina en amor y entrega total. (Como no podía ser de otra manera).
Y un poema. (De Bukowski, claro)
Mis gatos
Ya sé. ya sé.
son limitados, tienen necesidades
y preocupaciones
distintas.
pero los observo y aprendo de ellos.
me gusta lo poco que saben,
que es
tantísimo.
se quejan pero nunca se
preocupan.
caminan con una dignidad sorprendente.
duermen con una simplicidad directa que
los seres humanos sencillamente no podemos
comprender.
sus ojos son más
hermosos que los nuestros.
y pueden dormir 20 horas
al día
sin vacilar ni sentir
remordimientos.
cuando me siento
bajo de ánimos
me basta con
observar a mis gatos
y me
vuelve
la valentía.
estudio a estas
criaturas
son mis
maestros. (Con información de Rosario 3.com)