Mayo 05, 2022
En México, aproximadamente 10 por ciento de la población padece una enfermedad o síndrome reumático; para su atención es fundamental la evaluación temprana y exhaustiva de movilidad. Sin embargo, los métodos clínicos actuales de evaluación son rudimentarios y poco fiables.
Actualmente no existen en el mercado equipos específicos que puedan sustituirlos, mientras que los similares disponibles comercialmente y que podrían utilizarse carecen de validación, son limitados y costosos.
Ante esta situación, científicos del Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología (ICAT) de la UNAM desarrollan un sistema wearable de sensores similares a los utilizados en aplicaciones de celulares, navegación con drones y deportes, a fin de crear una herramienta para el diagnóstico de personas con estos padecimientos.
Miguel Ángel Padilla Castañeda, Adriana Martínez Hernández y Juan Salvador Pérez Lomelí, titulares del proyecto y miembros del grupo de Bioinstrumentación del ICAT y de la Unidad de Investigación y Desarrollo Tecnológico del ICAT en el Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”, precisaron que es único en el mundo pues cuenta con 16 sensores que son colocados a lo largo de la columna vertebral del paciente, monitorea sus movimientos con libertad y revisa el desplazamiento de esta parte del cuerpo de manera simultánea.
Inicialmente los expertos tenían el objetivo de elaborar una infraestructura propia para neurorrehabilitación asistida, ya que los sistemas comerciales existentes son costosos; también buscaban que se pudiera utilizar en ambientes clínicos de México, pues varios pacientes que requieren servicios de reumatología, ortopedia y rehabilitación acuden a clínicas regionales, locales o ambientes domésticos.
Se encontró que había una problemática bastante fuerte en la parte de reumatismo debido al número de población que padece estas enfermedades. Además, los métodos actuales de evaluación usan cintras métricas y goniómetros que no son sensibles a cambios y no tienen la capacidad de detectar los movimientos complejos del cuerpo humano, detalló Martínez Hernández.
A partir de ahí, se consideró que los sensores podrían realizar esta labor y, en este caso, se pensó en un rediseño a partir de sensores disponibles comercialmente, permitiendo colocarlos a lo largo de la columna o en las articulaciones, sin que ello limite su movilidad, explicó la universitaria.
El sistema resultante desarrollado en el ICAT es una red de 16 sensores pequeños (11.7 x 9.3 milímetros), que puede ser usado en varias configuraciones en el cuerpo, como pies, manos, espalda y otras articulaciones, que se comunica de forma inalámbrica con la computadora por medio de una unidad de control, lo que permite mayor movilidad y libertad al evaluar a los pacientes quienes, con frecuencia y debido al padecimiento, presentan movimiento disminuido.
En el proyecto también se contó con la participación del doctor Rubén Burgos Vargas, del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”. La primera prueba de esta tecnología se realizó en pacientes con Espondilitis Anquilosante, un tipo de padecimiento reumático que afecta en particular a la columna vertebral y la cadera, su principal síntoma es dolor y rigidez debido a la inflamación crónica que, en numerosas ocasiones, lo deja postrado por largo tiempo.
Uno de los graves problemas de esta enfermedad es que se manifiesta, principalmente, en jóvenes (a partir de los 15 años de edad) y el costo de los medicamentos para su tratamiento es elevado, razón por la cual el sistema de sensores ofrece un diagnóstico temprano y es sensible para detectar cambios en la movilidad de la columna.
En tanto, Miguel Ángel Padilla Castañeda recordó que Burgos Vargas afirma que para evaluar se utilizan las formas estandarizadas manuales, pero en la práctica clínica no son las adecuadas y se necesitan alternativas más modernas y eficientes.
Una primera prueba para mostrar que el sistema realmente monitorea de forma confiable el movimiento de la columna en tiempo real se realizó con pruebas en 15 personas sanas que evidenciaron la correcta colocación de los 15 sensores en la espalda (desde la primera vértebra sacra a la última vértebra cervical) y uno más en la cabeza; lo que permitió hacer el seguimiento de las cervicales, un sitio que no es tan estudiado, pero también se ve afectado por la Espondilitis, detallaron.
“Hay muchas aplicaciones que podrían surgir -hemos hablado con ortopedistas y expertos en neurología- lo que se ha reportado es la confiabilidad del sistema para la evaluación completa de la columna, dado que al día de hoy no hay ningún equipo que permita hacer eso”, precisó Padilla Castañeda.
El investigador destacó que si bien existen otros equipos que revisan con cámaras el movimiento de la persona, el inconveniente es su alto precio, además de que requieren que el paciente acuda a instalaciones especializadas y exclusivas para ese tipo de sistemas, lo cual no es viable para su uso por numerosos mexicanos, y de cualquier forma carecen de validación clínica.
Con la propuesta universitaria se espera apoyar a los médicos para efectuar una evaluación exhaustiva y, de esta manera, que los padecimientos sean detectados en menos tiempo y se realice un seguimiento detallado que contribuya a que las personas tengan mejor calidad de vida.
Ante el paulatino retorno a las actividades presenciales es posible que a finales de este año se pueda llevar a cabo la prueba clínica del equipo, estimaron los investigadores. Por el momento se han revisado las posibilidades de su aprovechamiento para otros problemas reumáticos en articulaciones complejas como las manos y detalles sobre la colocación de los sensores.
La ergonomía o colocación de esos dispositivos es un reto por resolver, porque para su mejor funcionamiento se requiere que estén en contacto directo con la piel. En ese sentido, utilizar trajes limitaría más la movilidad del paciente, agregó Pérez Lomelí.
“Hemos trabajado con los doctores para hacer ensayos con silicones, pegamentos, porque no es nada fácil, sobre todo porque implica el cuerpo humano, el reto es que sea ergonómicamente adaptable y funcionalmente aplicable”, aseveró.
Cabe señalar que la Asociación Mexicana de Familiares y Pacientes con Artritis Reumatoide señala que el Instituto Mexicano del Seguro Social registró, en 2008, 59 mil 744 casos de artritis reumatoide en México, que es solo uno de los 200 tipos de padecimientos reumáticos que hay.