Noviembre 13, 2023
*En la revista Casa del Tiempo se reflexiona al respecto
*Fue presentado el número 11 de esta publicación, titulado ¿Un artificio inteligente?
Por: UAM
¿La aparición de la inteligencia artificial (IA) es una amenaza real a la labor de los creadores o solo un recurso más? ¿Es posible rastrear la influencia de la IA en el arte y la literatura?, ¿cuáles serán sus implicaciones éticas e históricas? Estas y otras preguntas más se abren al debate en el número más reciente de la revista Casa del Tiempo, que lleva por nombre ¿Un artificio inteligente? y cuya temática central versa sobre esta tecnología y su impacto en el mundo del arte y la academia.
Durante la presentación del onceavo número de esta publicación, llevada a cabo en la Casa Rafael Galván de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Alejandro Arteaga, editor de esta revista, sostuvo que desde el surgimiento del Chat GPT le pareció fabuloso que pudiera existir un software capaz de crear un cuento completo a partir de ciertas premisas, pero pasando el tiempo supo que eso llegaría a todas las artes, la música, la foto, la ilustración, y vio de cerca la resonancia y animadversiones que surgían sobre la noción de autoría.
Cual si fuera una licuadora en la que se vierten fragmentos de diversos textos, el chat crea una propia mezcla para arrojar un nuevo escrito hecho de diferentes autores, desde luego, sin una ganancia para ellos por su trabajo utilizado, aun a pesar de que toda obra derivada de una original tendría que generar una remuneración, y mucho menos es capaz de citar las fuentes que lo componen.
Arteaga, quien ha sido merecedor de los premios Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo, Nacional de Novela Ignacio Manuel Altamirano y Nacional de Cuento Corto Eraclio Zepeda, dijo también que la idea para este número fue cuestionar el papel de esta tecnología, de ahí que el título de esta edición sea una pregunta.
Paralelamente surgió la preocupación por ilustrarla y se pensó en tomar en cuenta pero también distancia del tema que atañe, concluyendo que lo ideal sería que cada dossier fuera ilustrado por IA, con base en premisas propias de cada relato; en el caso de la portada se ordenó al software crear “una ilustración para revista cultural mexicana sobre la IA, resultando en una especie de catrina tecnológica”.
Finalmente lo cuestionable es que todas las imágenes creadas por IA, textos, música, lo que sea, siempre se hacen a partir de algo humano; sin embargo, parece que falta un grado más para que los resultados parezcan del todo naturales, quizá eso sea lo que nos aleja aún de la tecnología y nos hace distintos, pues a pesar de que la portada puede ser muy atractiva, carece de naturalidad, a diferencia de una buena fotografía o una gran pintura, concluyó Arteaga.
Itzel Camarillo, maestrante en literatura mexicana contemporánea de la Unidad Azcapotzalco de la UAM, explicó que aparecen textos como Fantasmas Digitales de Ricardo Rocha, una disertación sobre los claroscuros que propician el debate, como el estudiante que usó fotografías de sus compañeras y modificó sus cuerpos para luego circularlas sin autorización, situación que no logró ser castigada por la Ley Olimpia pues no se trataba de sus cuerpos reales, por lo que no hubo delito que perseguir, pero también analiza aspectos positivos como los casos de personas con paraplejía que han logrado caminar gracias a una IA.
Siete Viñetas para una discusión alrededor de la IA, de Marco Antonio Millas, propone siete puntos para comenzar a abrir la discusión; Pájaro contra máquina, de Ana Laura Bravo plantea a través de este cuento la historia de un rey que siente paz con el canto de un pájaro y se fabrica uno mecánico, logrando un cuento que ayuda a valorar lo orgánico.
Chat GPT no es un autor (al menos científico) señala casos en los que se ha puesto como co-autor a esta aplicación, cuestionando el carácter ético de darle crédito a un software que se basa en el plagio a diferentes autores.
Francisco Conde, moderador de la mesa, en la que también participó la maestra en historia del arte Mariana Mejía, explicó que esta revista fue fundada en 1980 por Carlos Montemayor y es a la fecha una de las grandes herederas de pilares editoriales como Azul, Hijo Prodigo, Ulises, Vuelta o Tierra Adentro, y como coordinadores consideran necesario seguir imprimiéndola para continuar conservando la memoria en papel y la historia que se forja entre las publicaciones periódicas.
