06 AGOSTO, 2021
Avance contra la discriminación, pero la inclusión tiene que ir más allá del ámbito deportivo
Ahora África migra hacia Europa con un balón por delante. La multirracialidad de las selecciones de futbol de dicho continente, al integrar jugadores de origen africano, podría ser un avance contra la discriminación en el ámbito global, dijo José Luis Gázquez Iglesias del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA).
Al compartir un adelanto sobre su investigación concentrada en las selecciones nacionales europeas, con deportistas de origen migrante y africano, el también profesor-investigador del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales aclaró que Europa ha disfrutado de los beneficios de la inmigración africana durante siglos, y el balompié es uno más.
El deporte en el orbe, y en el caso específico del continente europeo y del futbol, tiene cada vez más presencia de gente de origen migrante, en específico de las antiguas colonias europeas en África.
“Es una tendencia que va en aumento, que comenzó desde mediados de la década de 1970, cuando se aceleró el proceso migratorio africano. Desde esos años en las selecciones nacionales, como es el caso de Francia, es muy notoria la presencia de jugadores con este perfil, que proceden del Congo, Marruecos, Senegal, Malí, Guinea, Camerún, Togo y Argelia, entre otros países”, afirmó.
El universitario, quien realizó una estancia de investigación y de trabajo de campo en el Institut Fondamentale d’Afrique Noire de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar, Senegal, puntualizó que este es un fenómeno que se reproduce prácticamente en todas las naciones que tuvieron posesiones coloniales, por lo cual han ido incorporando jugadores de sus antiguos dominios.
“Los porcentajes van al alza en prácticamente todos los países europeos —como lo pudimos ver en esta Eurocopa 2021—, pero más en las naciones con mayor tradición de migración, como Francia e Inglaterra, no así los de una historia más reciente como España e Italia.”
Goles contra el racismo
Gázquez Iglesias, doctor en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos por la Universidad Autónoma de Madrid, expuso que a la par de que el balompié es un negocio en el mundo, también es un fenómeno cultural que genera sensaciones de identidad, eso ha hecho que sea muy visible esta lucha contra el racismo en el futbol.
“Es como un microcosmos, ese ha sido el motivo por el cual se ha acentuado esta atención sobre los vínculos entre el fenómeno multicultural en el futbol y el deporte europeo, además porque se percibe una tensión racial mundial sobre dicho tema.”
Definitivamente el que haya jugadores africanos naturalizados europeos sí es positivo, pero no hay que olvidar, apuntó, que es sólo una representación, y tiene que ir más allá, “que se acompañe de una práctica inclusiva y no se mantenga únicamente en el ámbito representativo y vinculado al éxito deportivo”.
Es muy común, explicó Gázquez, que cuando hay un torneo donde les va mal a las selecciones que integraron jugadores africanos se acentúe el aspecto discursivo que considera a la migración como algo negativo, pero cuando tienen éxito entonces se presenta al equipo como un modelo de integración.
Francia y otros casos
En Francia el éxito está muy vinculado a la imagen que se tiene de los migrantes, y el triunfo en el deporte es un aspecto positivo, que incluso se resalta en el discurso político sobre la migración, opinó el académico universitario.
Cuando el equipo francés no tiene los resultados esperados en las competencias, entonces se reaviva ese debate sobre la migración extraeuropea, la que viene del continente africano o de Medio Oriente, como elementos externos a la identidad y a la sociedad tradicional francesa.
El maestro en Estudios Políticos y Sociales por el Instituto de Estudios Políticos, Sciences–Po de París, citó el caso de Karim Benzema, nacido en Francia, pero de origen argelino, que en 2015 declaró que si metía gol todos lo querían y era ciudadano francés, pero que, si jugaba mal, era solamente “otro árabe más”.
Esto le valió no ser convocado durante años a su selección, y una vez superado el conflicto regresó “en un año previo a las elecciones en Francia, porque los partidos políticos de extrema derecha en ese país y en Europa, miran al equipo de futbol para medir el termómetro de la agitación social con respecto a la migración”.
El caso francés es emblemático, recordó, porque es la selección campeona del mundo —desde Rusia 2018—, donde 77 por ciento de su equipo estuvo formado por deportistas de nacionalidad de origen colonial, y 82 por ciento de ese 77 por ciento fueron de origen africano y el resto afroantillano.
En el caso de Alemania e Inglaterra, continuó Gázquez, están conformando sus selecciones de manera creciente con jugadores de sus antiguas colonias.
No obstante, también hay un aspecto negativo, debido a que aun cuando estos futbolistas tienen acceso a la ciudadanía por los méritos en la cancha, hay muchos otros connacionales que no tienen entrada a una residencia autorizada, y menos a un estatus migratorio legal al no ser figuras del deporte.
Hay una gran cantidad y diversidad de casos de selecciones nacionales en Europa que se han sumado a ello, como España, Italia, Suecia, Suiza y Bélgica, entre otros.
“Tenemos a Romelo Lukaku, nacido en Bélgica de padres congoleños. El Congo era una colonia belga en el siglo XIX y a principios del siglo XX; podemos referirnos también al caso de los hermanos Jérôme y Kevin-Prince Boateng, el primero decidió jugar por la selección alemana, porque Alemania también tuvo colonias en África, y su hermano gemelo decidió integrarse al representativo de Ghana”, concluyó.