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Cantina cubana: tradición y desafíos

22 noviembre, 2021

La Habana.- Cuando el próximo año Cuba reciba a los participantes del Campeonato Mundial de Coctelería en el occidental balneario de Varadero, la historia y la cultura de la cantina del país lo habrán convertido en el primero de América Latina que hospede un certamen de este tipo.

Esa clara señal de reconocimiento parece la cúspide de una serie de lauros otorgados a representantes del gremio en ediciones anteriores de esa competencia, pero también en otras como las copas panamericanas de la Amistad y de Presidentes IBA (Asociación Internacional de Bartenders, por sus siglas en inglés).

Distinciones en el Gran Prix Internacional Havana Club o el Concurso por los 200 años de la Marca Pernod Ricard, junto a la declaración de La Habana en 2018 como Capital Iberoamericana de la Coctelería, alimentaron igualmente el prestigio de esos profesionales y sus creaciones en esta pequeña nación insular.

La elección para sede del Mundial marca un antes y un después en todos los sentidos. Es un premio al trabajo de los cantineros de hoy y un homenaje a los de ayer, a esos primeros fundadores que nos mostraron el camino, aseveró en conversación con Prisma el presidente de la Asociación de Cantineros de Cuba (ACC), José Rafa Malém.

Probablemente en dicha tradición —marcada por el nacimiento del club nacional de ese oficio en los años 20 del siglo pasado— y en su desarrollo desde entonces se encuentre la raíz de los frutos alcanzados por la actual entidad, reorganizada en 1998 y heredera de aquella precursora.

Parte esencial de ese legado, concentrado en mezclas de indiscutible encanto para los sentidos, perdura a juicio de Malém en los aportes de profesionales como Emilio González (el Maragato), quien por el año 1890 deleitaba a los conocedores con su ginebra compuesta y, un poco después, con el daiquirí natural.

Otro hito llegó por medio del catalán Constantino Ribalaigua (el Constante), un maestro en ese arte que erigió al Floridita en “catedral de la coctelería” por combinaciones como el daiquirí frapeado, el presidente y el papa Hemingway —este último en honor al escritor estadounidense, cliente asiduo del emblemático local habanero—.

Miguel Boadas, a quien se le atribuye el estilo “escanciado”, y Fabio Delgado, figura cimera durante 15 años del famoso bar Sloppy Joe’s, también de la capital, se suman a esa corriente de ingenio que nutre hasta hoy la historia de los cócteles en este país del Caribe, bendecido además por la excelencia de su ron ligero.

Con un patrimonio legitimado por mitos en torno a esos y otros avezados cantineros, mezclas y establecimientos que han cautivado al mundo y un espirituoso de talla internacional como base de sus bebidas, la ACC —patrocinada por Havana Club International— aspira a seguir promoviendo habilidades e inventiva.

La característica principal de nuestra Asociación —cuyo órgano de relaciones es el Ministerio de Turismo— reside en que se trata de la más antigua; por ende, la de mayor tradición, cultura y experiencia, dijo Malém, quien integra el Salón de la Fama de la IBA por su cóctel los nardos.

En segundo lugar, contamos con ricas influencias culturales y gastronómicas de las que pocos países pueden presumir, añadió el directivo, al mencionar las provenientes de África, España, Reino Unido, Portugal, Francia, Estados Unidos y América Latina y el Caribe.

 

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