Noviembre 06, 2021
México ocupa el sexto lugar mundial en el número de personas que la padecen, existen 542 mil niños que viven con la tipo 1 y casi 78 mil infantes la desarrollan cada año. En 2016 la incidencia de la modalidad 2 fue de 2.05 casos por cada 100 mil habitantes y en 2020 la cifra ascendió a 2.9, aseguró la académica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Ana Lilia Rodríguez Ventura.
Al intervenir en el programa “Más Salud”, organizado por la FM, en ocasión del Día Mundial de la Diabetes que se conmemora el 14 de noviembre, destacó:
Antes de los años 90, de cada 100 pequeños que teníamos con esta enfermedad solo dos por ciento correspondía a la tipo 2, y ahora ha aumentado hasta 22 veces. Es grave porque ésta sí se puede prevenir, no así la tipo 1, aclaró.
La también pediatra y endocrinóloga del Hospital Infantil de México Federico Gómez refirió que la 2 prevalece en personas mayores de 40 años, pero “lo más alarmante es que niños de entre ocho a 10 años de edad, así como adolescentes, ya la padecen”.
La especialista universitaria explicó que es una enfermedad crónica, la cual provoca que se eleven las concentraciones de lipasa en sangre, y aunque existen cuatro grupos o modalidades la 1 es la de mayor incidencia en infantes. Es multifactorial e influyen aspectos genéticos y factores ambientales.
En el caso de los pequeños no se sabe con precisión cuáles son las causas biológicas. Existen diversas teorías, entre ellas la exposición temprana a fórmulas lácteas e infecciones por algunos virus, donde las moléculas extrañas ocasionan que las células Beta encontradas en el páncreas se “autodestruyan”, lo que imposibilita la autorregulación de la glucosa.
La académica del Departamento de Embriología y Genética de la FM, comentó que en la 2 influye más el factor ambiental, por ejemplo si la madre lleva su embarazo con diabetes gestacional, lo que incrementa las posibilidades de que su hijo también pueda tenerla.
La doctora en Ciencias Médicas agregó que también incide el aspecto racial, o haber nacido macrosómico, es decir, con un peso mayor a cuatro kilogramos, o por debajo de los 2.5 kilogramos. Asimismo, la prematurez, además de la falta de lactancia.
Rodríguez Ventura precisó que en la mayoría de las ocasiones no presentan síntomas y eso retrasa el diagnóstico. “Sin embargo, en el caso de la 1 sí puede contarse con un cuadro agudo, incluso a veces con días o semanas de evolución, con una triada de síntomas: mucha sed y apetito, deseo constante de orinar, acompañado de una pérdida de peso. En el caso de la tipo 2 es más insidioso, se da poco a poco”.
En la 2, el factor detonante es tener sobrepeso u obesidad. La adiposidad que se presenta por exceso de grasa provocará la inflamación en los órganos del infante, lo que deteriora el funcionamiento de las células Beta, resistencia e incluso deficiencia en la producción de la insulina, abundó.
Al concluir, Ana Lilia Rodríguez indicó que 75 por ciento de los adultos mexicanos padecen acumulación o exceso de grasa y 35 por ciento de los infantes.