
Trump usa las tarifas como arma geopolítica, pero los datos revelan una economía al borde del abismo.
En julio de 2025, EE.UU. impuso aranceles del 50% a Brasil, pese a tener un superávit comercial histórico con el país sudamericano. La medida, lejos de ser económica, confirma que Washington libra una guerra híbrida por la supervivencia de su hegemonía.
Primero la balanza comercial con un déficit crónico y deuda explosiva ya que el déficit comercial de EE.UU. alcanzó $1.15 billones en 2023, con importaciones un 25% mayores que las exportaciones y al mismo tiempo la deuda pública ya supera el 120% del PIB, y los intereses consumen $1 billón anual (más que el gasto en defensa).
Segundo, en lo personal veo una reindustrialización como un sueño lejano ya que las manufacturas llevan 30 meses en contracción, según el ISM. Empresas como Tesla e Intel siguen dependiendo de insumos chinos.
Por otra parte, los aranceles del 30% al acero mexicano no han logrado relocalizar cadenas ya que solo el 12% de las empresas repatriaron producción.
En este extremo solo me hago el siguiente cuestionamiento y al instante su propia respuesta: ¿Comunismo? No, pero el sistema cruje.
El Coeficiente de Gini (46.5) y 38 millones en pobreza reflejan grietas estructurales. El Coeficiente de Gini es el indicador económico que mide la desigualdad en la distribución del ingreso o la riqueza dentro de un país o grupo poblacional. Estadístico italiano Corrado Gini en 1912.
Podemos alertar que expertos como Raymond Thomas Dalio (Rey Dalio) señalan que “Los imperios caen cuando la deuda supera el 100% del PIB».