Abril 26, 2023
A37 años del estallido de un reactor de la central nuclear en la Zona de Exclusión de Chernobyl en Ucrania, los ciudadanos de la exrepública soviética que está en guerra con Rusia recuerdan con dolor y miedo la mayor catástrofe atómica de la historia. Y es que tras la invasión militar de las fuerzas del Kremlin el 24 de febrero del año pasado, la amenaza de una escalada nuclear no deja de rondar.
La planta eléctrica de Zaporiyia, ubicada a unos 650 km al sureste de Chernobyl, es la más grande no sólo de Ucrania sino de toda Europa y se convirtió en la primera central nuclear de la historia que siguió funcionando en medio de una guerra. Desde la ocupación rusa de Zaporiyia, en marzo de 2022, muchos se preguntan en el viejo continente cómo sería un accidente nuclear allí y les viene a la memoria el desastre de Chernobyl, ocurrido en el ocaso de la Unión Soviética.
El 26 de abril de 1986, a la 1:23 de la madrugada, el reactor número 4 de la central de Chernobyil, situado a unos cien kilómetros de Kiev, explotó durante una prueba de seguridad. La explosión esparció hasta 200 toneladas de material con una radiactividad de 50 millones de curies, equivalente a 500 bombas atómicas como la lanzada en Hiroshima.
Durante 10 días, el combustible nuclear ardió y liberó a la atmósfera elementos radioactivos que contaminaron, según algunas estimaciones, hasta tres cuartas partes de Europa, especialmente las entonces repúblicas soviéticas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia. Las autoridades soviéticas intentaron esconder este accidente.
El líder soviético Mijaíl Gorbachov no habló públicamente hasta el 14 de mayo. Unas 116.000 personas fueron evacuadas en 1986 de los alrededores de la central, que siguen actualmente prácticamente inhabitados. En los años posteriores, 230.000 siguieron sus pasos.
La central de Chernobyl mantuvo su producción de electricidad hasta diciembre de 2000, cuando la presión de los occidentales logró apagar su último reactor operativo. Tras años de dilación, a finales de 2016 se instaló un gigantesco arco de acero estanco sobre el reactor dañado, una estructura que cubrió el agrietado e inestable “sarcófago” de hormigón y que debe garantizar la seguridad durante los próximos 100 años.
Aunque las autoridades estiman que los humanos no podrán vivir allí de forma segura hasta dentro de 24.000 años, el lugar atrae cada vez a más turistas ávidos de emociones y Kiev desea que se incluya en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
El balance de víctimas de la catástrofe sigue siendo objeto de debate. El comité científico de la ONU (Unscear) solamente reconoce oficialmente una treintena de muertos entre los operarios y bomberos que fallecieron por la radiación después de la explosión. En 2006, la ONG Greenpeace estimó en unos 100.000 el número de muertos provocados por los efectos radiactivos de la catástrofe nuclear.
El año pasado, al cumplirse 36 años del desastre de Chernobyl, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski culpó a Rusia de poner al mundo “al borde de la catástrofe” al ocupar esa planta nuclear en plena guerra. “Ningún otro país del mundo desde 1986 ha supuesto una amenaza tan importante para la seguridad nuclear, para Europa y para el mundo, como la que ha supuesto Rusia desde el 24 de febrero. Rusia mantuvo un contingente en la zona de Chernobyl con vehículos blindados, que destruyeron la superficie del suelo y levantaron una extraordinaria cantidad de polvo en el aire, incluidas partículas radiactivas”, se quejó el mandatario, para subrayar que el mundo debe poner fin “al chantaje nuclear de Rusia” y restablecer los principios fundamentales de la seguridad nuclear y el uso pacífico de la energía nuclear.
Como se sabe, Chernobyl permaneció durante cinco semanas -hasta finales de marzo del año pasado- bajo control de las Fuerzas Armadas rusas. Llegó a estar desconectada de la red eléctrica y a quedarse sin comunicación con el exterior, mientras se temía también por la integridad de sus trabajadores.
El recuerdo de Chernobyl, en medio de la guerra entre Ucrania y Rusia, es un llamado de atención sobre el peligro de un conflicto nuclear y la inimaginable magnitud de sus consecuencias. (Con información de El Día.com)