Marzo 13, 2023
Para Ignacio López Tarso, el mejor alimento para un actor, su mejor paga, era el aplauso del público. Y fue así como el público se puso de pie para ovacionarlo, agradecer su vida, obra y trayectoria, y despedirlo, durante el homenaje póstumo de cuerpo presente que recibió en el Palacio de Bellas Artes, el escenario en el que debutó en sus inicios con una obra de Shakespeare.
Quien fuera protagonista de películas como Macario, El hombre de papel, Rosa blanca, El gallo de oro, Días de otoño y Cri Cri, el grillito cantor falleció este 11 de marzo a los 98 años de un paro cardiaco y su partida conmocionó al gremio artístico, pero también a decenas de seguidores que se dieron cita en el máximo recinto de las artes del país.
El Cuarteto de Cuerdas de la Orquesta Sinfónica Nacional interpretó obras de Mozart y de Manuel M. Ponce, en el inicio del homenaje de despedida.
Sin embargo, a las 18:53 horas de este domingo, fueron opacadas por los aplausos que resonaron en el lobby del Palacio de Bellas Artes, a la llegada de los restos mortales del actor, quien tuvo 75 años de trayectoria artística; más de 54 películas, más de cien obras de teatro y hasta 44 créditos en televisión, además de lecturas dramatizadas en streaming, grabaciones de corridos e incursión en doblaje.
Su hijo Juan Ignacio Aranda y los familiares más cercanos, como su nieto, el baterista Antonio Sánchez, escucharon atentos el despliegue de la extensa ovación, muestra de cariño, admiración y reconocimiento de quienes fueron parte fundamental de su vida: el público.
El féretro fue abierto y, una vez ahí, frente a una enorme fotografía del actor de obras como Una vida en el teatro, Doce hombres en pugna, Un Picasso y El padre, los asistentes de a pie caminaron en espera de pasar frente a él, sin posibilidad de verlo de cerca, pero sí de observar a distancia, y ser partícipe, de tan emotiva despedida.
La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, fue la primera en tomar el micrófono para hablar de la vida y obra de Ignacio López Tarso.
“Despedimos a un gigante. Querido maestro, nos hizo creer que era inmortal. Hasta su último día estuvo usted en una marquesina de un teatro. Ese camino, de artista, lo buscó con empeño.
“Como ningún otro, usted representa la grandeza del arte actoral mexicano del siglo XX. Último integrante de una generación dorada que encumbró al teatro mexicano con la riqueza de su repertorio. Llena ahora el escenario celestial con sus maestros, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y con sus compañeros, otros grandes, Dolores del Río, María Félix, Ignacio Retes, José Solé, Carmen Montejo, Ofelia Guilmáin, José Gálvez, Mercedes Pascual y muchos más. Muchos de ellos, compañeros suyos de la Academia de Arte Dramático del Instituto Nacional de Bellas Artes.
“Su rostro es un icono de las pantallas y de los escenarios. Generaciones lo recordaremos por Macario, primera película nominada al Oscar, obra maestra de Roberto Gavaldón, pero quedará en la memoria siempre El hombre de papel, que retrató la verdad de la pobreza y no se diga La vida inútil de Pito Pérez o la magistral actuación en Nazarín, de Luis Buñuel, y la melancolía de un amor imposible, de un hombre justo en Días de otoño, que retrato a la Ciudad de México.
“Hoy lo despedimos aquí, en el máximo recinto para las artes de México, el Palacio de Bellas Artes, el lugar donde un joven estudiante debutó con el Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare. Hoy así inicia su eterno de papel, el de actor para siempre. Todos los aplausos para usted, maestro inmortal”, destacó Frausto.
Con información de Enfoque Noticias