Noviembre 28, 2022
Elon Musk sigue granjeándose enemistades y haciéndose enemigos como dueño de Twitter. Ahora, el millonario parece haberla tomado con Apple, después de que el fabricante del iPhone haya, según la versión del CEO, cancelado prácticamente toda la inversión publicitaria en la plataforma. Él mismo lo desvelaba en una publicación en su perfil en la que se preguntaba si la multinacional de Cupertino «odia la libertad de expresión en Estados Unidos».
Minutos después, volvía con un tuit en el que interpelaba directamente al mandamás de la manzana por este asunto: «¿Qué está pasando aquí @tim_cook?».
Lejos de calmarse, Musk ha decidido elevar el tono con otra serie de publicaciones. En la primera se hacía eco del comentario de un desarrollador que relataba sus vivencias en la App Store y preguntaba si «alguien más había sido censurado por la compañía». Poco después hacía retuit a un video subido por un usuario en el que se vio la campaña que lanzó Epic después de que Fornite fuese retirado de la tiendas de aplicaciones, acusando a los californianos de ser un monopolio. Cabe recordar que aquel asunto ha sido uno de los grandes culebrones tecnológicos de los últimos años, un enfrentamiento que fue dirimido en los juzgados.
No es la primera vez que el multimillonario mete el dedo en el ojo de Tim Cook con este tema. Ya el pasado mes de mayo, poco después de presentar la oferta de compra de Twitter, la cabeza visible de Tesla y SpaceX se sumó a las críticas de plataformas como Telegram o Spotify de que la comisión de un 30% que cobra la App Store (similar a la de Google en la Play Store) era demasiado alta.
«Es como tener un impuesto de 30% en internet. Definitivamente no está bien”, afirmó en una de sus publicaciones. «Literalmente es diez veces mayor a lo que debería ser», remató entonces. La compañía cobra ese porcentaje a desarrolladores que facturen más de un millón de euros por cada compra o suscripción que consigan. Una tasa que tendrá que abonar la red social por Twitter Blue, una de las piedras angulares de Elon Musk para el futuro de la compañía y que cuesta 8 dólares al mes.
El programa se relanzará esta semana tras el caos generado por el asunto de la doble verificación hace unas semanas, cuando varios usuarios fueron capaces de hacerse pasar por compañías y llegaron a provocar caos en la cotización de las mismas. Teniendo en cuenta este punto, se entiende la virulencia del discurso contra las políticas de uso y condiciones de la manzana. Estas quejas han llegado unas horas después de que Musk dijese que crearía un teléfono ante una eventual expulsión de Twitter de las tiendas de Apple y Google. El responsable de la red social asegura que ya ha recibido advertencias del fabricante del iPhone en este sentido, aunque asegura que la compañía no aclara qué razón hay tras estos avisos.
Según ha desvelado el Financial Times, la actitud de Musk con Apple no es nueva. En las últimas semanas ha intentando llamar personalmente a los directores ejecutivos para abroncarles y afearles su decisión, según fuentes citadas por el rotativo británico. Al parecer esta estrategia le ha funcionado en algunos casos, ya que algunas empresas han optado por no cancelar completamente sus inversiones en publicidad para evitar una mayor confrontación con el empresario y reducir las posibilidades de un boicot por sus seguidores.
El periódico también destaca los problemas que se han enfrentado los anunciantes como producto de los numerosos despidos que ha realizado Musk en las últimas semanas. Al parecer muchas agencias ya no tienen punto de contacto y no han recibido ninguna noticia. Incluso algunas marcas no han podido obtener información sobre el rendimiento de sus campañas por la escasez de trabajadores y otros aseguran que los sistemas están fallando. «Es bastante único. Nada de esta magnitud había sucedido antes», ha asegurado un ejecutivo de la industria publicitaria al periódico inglés.
Parece que Musk, que ya agitó el fantasma de la bancarrota en su primera charla ante la plantilla, parece preocupado por la fuga de anunciantes que se está produciendo en Twitter, que hasta su llegada facturaba unos 5.000 millones anuales por la publicidad.