Junio 07, 2022
América Latina y el resto del mundo enfrentan un fenómeno de inflación importada, pues se generó por factores externos, pero los países con buenos fundamentos macroeconómicos pueden sortear mejor el problema, coincidieron especialistas en una charla organizada por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM.
El director del CIALC, Rubén Ruiz Guerra, comentó que la inflación es un tema apremiante que toma cada vez más importancia para la sociedad y cobra su factura -en términos sociales y políticos- a los gobiernos, la organización política y las perspectivas de desarrollo de las sociedades latinoamericanas.
“Las nuevas generaciones no saben o no han vivido el tema de la inflación como un problema acuciante, que lo transforma todo. Pero hay varias generaciones de latinoamericanas y latinoamericanos que en nuestras juventudes vivimos procesos inflacionarios verdaderamente terroríficos, que generaron una serie de transformaciones en los pueblos muy importantes”, detalló Ruiz Guerra durante la conferencia “Inflación en América Latina, algunos elementos para su análisis”.
A su vez, el académico de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (ULACIT-Costa Rica), Emilio Zevallos Vallejos, analizó cómo los países de Latinoamérica han enfrentado el alza de precios y especulación empresarial que los afecta, especialmente, a los más pobres.
“Depende de cómo las naciones manejen sus expectativas para no generar una escalada de precios y tipo de cambio, pero es seguro que los dos suben este año, porque hay una presión evidente y lo que se debe hacer es que sea solo la absolutamente necesaria, para comprar los bienes del extranjero y evitar aumentarla con la expectativa de que las cosas seguirán en un curso de colisión”, comentó el economista.
La inflación de costos en bienes y servicios a partir de febrero de 2022 proviene de la expectativa de que la pandemia por la COVID-19 terminaría con la vacunación, además del inicio del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, puntualizó Zevallos Vallejos.
Las naciones, continuó, han relajado las medidas de prevención, apostando por la protección de rebaño, pero hay nuevas olas de la enfermedad que generan otras acciones sanitarias. Además, la invasión a Ucrania ocasionó escalada de precios en energéticos, pues Rusia suministra 40 por ciento del gas natural en Europa; en tanto, Ucrania era el principal exportador de trigo, cebada, maíz y aceite de girasol, razón por la cual estos productos son más escasos.
En AL la tendencia es al alza en los precios. En Brasil, El Salvador, Chile y varias naciones del mundo los costos de las materias primas han subido por encima de 60 por ciento, alimentos 35, energía 150, bebidas 50, bienes industriales 28; las industrias agrícolas, 28 por ciento, explicó el asesor internacional.
De acuerdo con Zevallos Vallejos, en el escenario mundial México tiene un plus debido a que es productor de petróleo, entonces la subida del precio no es un problema tan grande. Por el contrario, lo es para Centroamérica que lo importa y paga cada vez un precio más alto en dólares, afectando su capacidad presupuestaria y las expectativas de incremento o tipos de cambio.
La nación mexicana “está de subida” porque el precio internacional es cada vez más alto y, en general, es un país que tiene una producción rica y variada. “Su alianza estratégica a través del T-MEC y el comercio que tiene con América Latina y Europa le permiten una solidez importante”. No veo un peligro significativo en su economía por los buenos fundamentos económicos y porque produce lo que hoy se necesita, “tiene de dónde agarrarse”, consideró el especialista.
Al tomar como base el comportamiento que han experimentado en el primer cuatrimestre de 2022 naciones como Brasil, Chile, Costa Rica, El Salvador, Perú y México, Zevallos Vallejos estimó que al final del año la inflación más alta no será mayor a 15 por ciento, lo que se manifestará en aumento de precios moderado; dependerá de lo que hagan los gobiernos para reducir esta estimación a un solo dígito.
Para el experto, lo que viene es ocuparnos en reducir las expectativas, las incertidumbres y generar la confianza suficiente; no se puede controlar los aspectos externos, pero en lo interno es posible minimizar sus efectos.
Aunque parece irónico, detalló el consultor internacional, “la subida de precios es un indicador de salud económica. Cuando es pequeña se refleja la escasez relativa de cada bien, la demanda de la gente y que vale la pena seguirlo produciendo; pero si suben de manera desbocada y desorbitada se habla de un fenómeno especulativo”.
El economista enfatizó que las opciones que tienen las naciones, especialmente de Latinoamérica, es ver el problema a partir de la perspectiva de que es una gran oportunidad para cambiar la matriz productiva.
Actualmente, detalló, se depende en buena medida del petróleo para el transporte y luz, por lo que es posible promover el uso de energías nuevas y de menos insumos químicos de la agricultura.