Abril 20, 2022
El bombardeo de nubes que puso en marcha la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en Nuevo León, en coordinación con la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) y el gobierno del estado, permitió combatir con éxito el incendio registrado en la Sierra de Santiago y ha contribuido a la recarga de acuíferos de la zona.
La dependencia federal detalló que un equipo de expertos de la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza), a bordo de una aeronave King Air, realizó dos vuelos exitosos (jueves 14 y lunes 18 de abril) que incluyeron cuatro horas en total y cien litros de reactivo que se dispersó en cada ascenso sobre las nubes para propiciar las lluvias.
De esta forma, dijo, se generó precipitación en ambos vuelos, la cual fue suficiente para sofocar el incendio registrado en la Sierra de Santiago y generar recargas en mantos acuíferos de Monterrey, principalmente, con los escurrimientos pluviales.
Agricultura también informó que la Fuerza Aérea Mexicana incorporó dos aeronaves más en el proyecto de estimulación –el cual emplea tecnología amigable con el ambiente—, y que estarán disponibles hasta que termine la temporada de lluvias.
Indicó que el estado de Nuevo León estaba contemplado en este proyecto a partir de junio, pero ante la situación crítica de sequía que registra se adelantó la activación de lluvias, toda vez que la Zona Metropolitana de Monterrey pasa por un período crítico en materia de suministro de agua.
La Conaza estableció un polígono de estimulación de lluvias de 400 mil hectáreas, lo que permitirá almacenar agua de escurrimiento en las tres presas que surten a la Zona Metropolitana de Monterrey, en la parte oriental de la Sierra Madre Oriental.
La Secretaría de Agricultura resaltó que, además, se llevaron a cabo con éxito los vuelos programados en Sonora y Baja California para estimular las nubes y propiciar lluvias, y con ello contrarrestar los efectos de la sequía en ambas entidades.
Los principales beneficiados con este proyecto –puesto en marcha por primera vez en México el año pasado— son los productores ganaderos de la región, ya que los escurrimientos favorecen la presencia de hierba y posibilitan la cosecha de cebada forrajera, alimento de los animales.